Mientras los legisladores discutían reformas que permitieran el voto femenino, la WSPU, organizaba manifestaciones, recurriendo incluso a métodos violentos como incendios de comercios o sabotajes, ante el fracaso de posturas más moderadas, encabezadas por Millicent Garret Fawcett, que consideraba que mediante campañas de persuasión, siempre dentro del orden de la legalidad, se lograrían los objetivos anhelados. Tras el fracaso de las posturas más moderadas, Pankhurs dejó escrito:
“Nos tiene sin cuidado vuestras leyes, caballeros, nosotras situamos la libertad y la dignidad de la mujer por encima de toda esas consideraciones, y vamos a continuar esa guerra como lo hicimos en el pasado; pero no seremos responsables de la propiedad que sacrifiquemos, o del perjuicio que la propiedad sufra como resultado. De todo ello será culpable el Gobierno que, a pesar de admitir que nuestras peticiones son justas, se niega a satisfacerlas”.Emmeline Pankhurst. Mi propia historia (1914). La cita es de A. Martín Gamero en la Antología del feminismo. Madrid, 1975.
Quién lo diría por la foto, ¿verdad? Incluso la propia Millicent Garret Fawcet llegó a decir:
"Hemos sido decepcionadas en esta ambición pero todavía podemos dar a nuestras almas el consuelo de que la violencia registrada no ha sido formidable y de que las más fieras de las sufragistas están más preparadas para sufrir daño que para infligirlo."
En 1918, una nueva ley electoral otorgó a las británicas de más de 30 años el derecho de voto. Diez años después, una nueva ley, la Equal Franchise Act, hizo que todas las mujeres mayores de edad lograran ese derecho.

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